La rearticulación es lo que nos toca asumir. Esto requiere de ciertas etapas que muchas veces nos haran actuar de manera contradictoria. El abanico para mostrar su bello dibujo antes debe mantenerse en posición humilde, paciente, sin sombra ni viento que lo delate. El conjunto de pliegues deben encontrar el momento certero para desplegar su impronta y deslumbrar a las bellas damicelas del banquete.
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Debemos asumir que existe hoy un escenario distinto. Las nuevas herramientas nos permiten interactuar de manera compleja y escurridiza, tenemos la responsabilidad de acariciar nuestra impronta y decidir actuar, digo actuar en serio. Para esto se nos aconseja locura, pero a la vez paciencia. Poco a poquito sabremos cuando, por mientras, continuemos desgenerando los trazos de la opresión. Puede que sea verdad que nos quieren conectados y no reunidos, que prefieran vernos jugando a las redes (enredados) a vernos generando labores en conjunto. Los medios de comunicación independientes poseen acá el estandarte, la pequeña llave que motivará el despliegue del abanico. En cada espacio será distinto, cada territorio debe asumir su potencialidad.
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Una de las propuestas es la del EZLN en Lacandona.
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