Julio de 1955. Fidel Castro y Ernesto Guevara se conocen en un departamento en Ciudad de México. Ambos sacuden sus ánimos en un sempiterno diálogo hasta la madrugada.
Che: ¿Y Tenés un barco, dinero, combatientes?
Fidel: … Aún no … ¿Crees que estoy loco?
Che: Un poco
Fidel : Obvio, un poco de locura está bien
Fidel: ¿Entonces?, ¿irás con nosotros?
Che: …Sólo con una condición
Fidel: ¿Cuál?
Che: Que cuando hallamos ganado Cuba, me dejes llevar la revolución en todo el continente
Fidel: …Entonces, tú también estás un poco loco
Basada en el libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria escrito por Che Guevara, el nuevo film de Steven Soderbergh hunde la espada sobre los miedos hollywoodenses a no tratar temáticas conflictivas para el actual régimen cultural. De manera sutil, las imágenes van narrando los episodios más representativos de la lucha revolucionaria cubana. Desde la llegada a Sierra Maestra, pasando por la creación del M-26, hasta la huida de Batista con la toma de la Ciudad de Santa Clara.
El seguimiento de la figura de Ernesto se realiza de modo testimonial y lejano. Más que una propuesta ideológica, este registro sostiene un aire documental que tiende a quedar en el mueblecito de las películas de guerra. Pero a la vez, al estar cargada de información certera, el pantallazo nos alimenta de situaciones y personajes que requieren mayor atención a la hora de estudiar y comprender el proceso isleño. Las figuras de Ramiro Valdez, Camilo Cienfuegos o el mismo Raúl Castro brotan a escena con propiedad y estampa. El Che era un loco más, nos dicen, así que por favor no caigamos en hollywoodeses.
0 comentarios:
Publicar un comentario