miércoles, 3 de junio de 2009

PERÚ: LA SELVA NO SE VENDE, SE DEFIENDE!

Durante siglos la amazonía ha sido el plato principal de las industrias trasnacionales del área automotriz (por el caucho y el petróleo) y forestal. Las naciones que, desde el periodo de instalación de las estructuras del capitalismo financiero, han asumido la responsabilidad de administrar ese territorio, esconden tras sus parches y condecoraciones militares una serie de insólitas reacciones ante los buitres que vienen a usurpar en nombre del progreso a nuestras tierras. En estos días le ha tocado al pueblo peruano alzarse ante las presiones que tiene el Gobierno por cumplir con el Tratado de Libre Comercio que este país mantiene con Estados Unidos.

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Desde abril de este año la selva se ha convertido en el escenario de la denominada Guerra por la Amazonía. Más de un millón de personas, pertenecientes a 1250 comunidades indígenas de 66 familias lingüísticas diferentes han declarado la guerra al gobierno de Alan García y a su paquete de decretos legislativos apodado desde 2008 como 'La Ley de la Selva', que permitiría que el 70% de la selva amazónica peruana sea concesionada a multinacionales para la explotación de petroleo o vendida para el cultivo de biocombustibles.
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Los pobladores del area amazónica del Perú han sacudido sus miedos y han levantado una organización a tal grado que el Presidente Alan García tuvo que declarar Estado de Emergencia en todo el país, suspendiendo las garantías constitucionales por 60 días. A mediados de abril, con digna estampa, palos, lanzas y mucha energía, las comunidades comenzarón la ofensiva a la que se unieron solidariamente pueblos indígenas andinos, los obispos amazónicos, partidos de oposición, sindicatos y ONG.
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Ya en mayo las manifestaciones pasaron a acciones de autodefensa y posicionamiento. Se tomaron las principales carreteras, puentes, un aeropuerto, dos centrales petroleras y han bloqueado ríos amazónicos con cables para impedir el paso de los buques petroleros.(ver mapa de contratos petroleros del Perú) .
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El día ocho de mayo, acorazados de la Marina de Guerra arremetieron contra las canoas de los nativos que habían bloqueado el río Napo. Los manifestantes desde sus canoas se enfrentaban a un helicóptero, 6 yates y un buque de la Marina de Guerra. Al fondo tres barcos de la petrolera francesa Perenco esperaban pacientes a que los indios dejaran de jugar a la guerra. Tal como sucedía hace un par de años en Chile, cuando los camiones de la Barrick Gold canadiense obligaba a Carabineros a despejar los caminos tomados por los defensores del Valle del Huasco, pero esta vez con proporciones amazónicas.
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Días después, los mismos pobladores volvieron a bloquear el Napo y a enfrentarse a la Marina de Guerra, mientras que centenares de indígenas awajún tomaron la estación de Petroperú, en Alto Amazonas y amenazaban con cortar el suministro de combustible al oleoducto norperuano.
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Con fecha 3 de junio el pueblo ha declarado el Paro Nacional indefinido de las actividades productivas con una importante adhesión en las ciudades centricas. El Gobierno respondió a esto con una querella en contra de los voceros del movimiento entre los que se encuentran Alberto Pizango, presidente de la Asociación Interétnica de la Selva Peruana (AIDESEP), que fue notificado por la Fiscalía Provincial de Lima para que declare el miércoles por los delitos de rebelión, sedición o motín y contra la tranquilidad pública, entre otros cargos.
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Los dirigentes de
AIDESEP consideraron que esta denuncia “se enmarca en una campaña oficial contra el movimiento amazónico” a fin de detener la movilización indígena que lleva más de 40 días sin resolverse. La denuncia fue hecha luego que Pizango anunciara que los pobladores indígenas de la Amazonía habían decidido declararse en insurgencia ante la “falta de voluntad del Gobierno para atender sus reclamos”.

2 comentarios:

HUK dijo...

Muchas gracias por acercarnos todo lo que está sucediendo realmente loo que sucede en esa cara del planeta...
Salud!!!

Colectivo PAN dijo...

Ahora e supone que se formará un Frente multietnico y pluricultural, con el apoyo de los partidos de izquierda y sectores importantes de la iglesia. Como el MAS boliviano, pero peruano.